CARTA PARA ADOLFO SUÁREZ

Querido Presidente:

Muchas felicidades en el día que cumples 80 años. Posiblemente tu memoria no te deje recordar este día, pero para eso estamos los demás, para que no permitamos que se nos olvide aquella etapa histórica en la que tú, junto con otros políticos de todos los lados y todos los colores nos encaminásteis hacia la libertad que hoy disfrutamos. ¿Sabes? Yo creo que hoy no serían capaces de hacerlo.

Los que hoy tanto te ensalzan y te alaban son los que un día te crucificaron; pero bueno, por lo menos con el tiempo se dieron cuenta de la importancia de la misión que tenías encomendada y de cómo la llevaste a cabo.

No sé si sabrás que Santiago Carrillo partió hace unos días, aquel comunista al que le diste la bienvenida a nuestro país un sábado santo… Nunca lo olvidó. En aquellos principios de los años ochenta, cuando ya nadie apostaba por ti y casi unánimemente todos te repudiaban, él no te rodeó la cabeza, al igual que cuando aquel 23 de febrero de 1981 los dos, junto con el General Gutiérrez Mellado, aguantásteis el tipo ¿te acuerdas?... No es necesario, ya nos acordamos todos nosotros para el resto de los tiempos venideros.

Hoy, cuando la vida te está diciendo que ya has consumido 80 años de ella, y con aquellos tiempos ya lejanos, he de contarte que atravesamos una crisis muy fuerte tanto financiera, como económica, como social. Y ¿sabes? También le echaron la culpa a otro presidente, no sé si le llegaste a conocer, José Luis Rodríguez Zapatero. Pero no te preocupes, que también saldremos de ésta… Sólo debes preocuparte de ser feliz en ese mundo al que sólo tú puedes acceder, porque de éste, ya nos encargamos nosotros.

Un abrazo de todo corazón,

SANTIAGO CARRILLO

Se ha ido un político de raza, un político auténtico, de los de antes, un trozo de la historia de nuestro país. Se ha ido Santiago Carrillo.

Aquel hombre al que una dictadura le mantuvo 40 años alejado de su Asturias natal, aquel hombre al que Adolfo Suárez “legalizó” un sábado santo, aquel hombre que supo amoldarse a los nuevos tiempos haciendo posible la transición española de 1975, aquel hombre comunista que respetó más que nadie al rey de España y a la corona, aquel hombre lúcido hasta el año 97 de su vida. Aquel hombre era Santiago Carrillo.

Descanse en paz y, robándole una hermosísima frase al príncipe de Asturias, buen viaje a la eternidad.

ESPERANZA AGUIRRE

En un día como hoy no se podría escribir de otra cosa que no fuera de la dimisión de Esperanza Aguirre. La presidenta de la Comunidad de Madrid se va. Los motivos sólo ella y algunos pocos conocen. Ella dice que por motivos familiares, que quiere pasar a la segunda línea de la política y que se quiere reincorporar a su plaza de funcionaria ¿Es normal que una presidenta de una comunidad autónoma como es Madrid, con una mayoría absoluta aplastante, tome tal decisión en unos momentos en los que nadie debería de abandonar el barco? Ojalá que sea normal. Yo me lo creo y respeto absolutamente esa decisión.

Independientemente de que se compartan sus ideas o no, hay que reconocerle su gran actividad en la política en los diversos cargos que ha ocupado, eso sí, una política muy “peculiar” con opiniones muchas veces muy “peculiares”.  De todos es sabido que no era santo de la devoción del presidente Rajoy y de la mayoría de la actual cúpula del Partido Popular. Pero no me creo que en su decisión hayan influido este tipo de rencillas políticas. Ella aguanta eso y mucho más. En cualquier caso, le deseo buena suerte y que todo, sea lo que sea, le vaya muy bien.

SE BUSCA LÍDER PARA EL PSOE

Por primera vez, desde que en el año 1976 se celebraron las primeras elecciones generales, nos encontramos con que el partido socialista no es una alternativa al poder. Pero no es alternativa al poder no porque el actual partido gobernante sea la panacea, sino porque a día de hoy el partido socialista no cuenta con un líder creíble. No pueden hacer creer a los ciudadanos que Alfredo Pérez Rubalcaba es el futuro del PSOE.

Independientemente que con la crisis actual el gobierno de turno esté sujeto a unas directrices, sea del partido que sea, se hace necesario inyectar ilusión a los ciudadanos con nuevas caras y nuevas políticas. Aquella ilusión que marcó la llegada de Felipe González, y la que marcó –sí también- la de José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos, cada uno en su época y con los tiempos que cada uno se encontró, llegaron cargados de nuevas políticas y de nuevas caras deseosas de innovar y de cambiar el rumbo del país.

Cuando yo oigo decir que en las filas, o entre las simpatías socialistas, no hay nadie que pueda coger las riendas del partido para conducirlo algún día al Palacio de la Moncloa y por esa razón hay que tirar de generaciones anteriores, yo me pregunto qué pasa con nombres de la capacidad y el carisma de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, un líder con muchas características para crear ilusión; Eduardo Madina, joven y ya experto… y así podría nombrar mucha más gente.

En cualquier caso personas sin pasado político, personas que, junto con los ciudadanos, empiecen de nuevo, como un día lo hicieron Felipe o José Luis. Yo, personalmente, me niego a creer que nuestro futuro esté exclusivamente en la austeridad y en los recortes. Debe de estar en la apuesta por los jóvenes, por las empresas, por el empleo, y también, cuando un día podamos, por las políticas sociales.