Por primera vez, desde que en el año 1976 se celebraron las primeras elecciones generales, nos encontramos con que el partido socialista no es una alternativa al poder. Pero no es alternativa al poder no porque el actual partido gobernante sea la panacea, sino porque a día de hoy el partido socialista no cuenta con un líder creíble. No pueden hacer creer a los ciudadanos que Alfredo Pérez Rubalcaba es el futuro del PSOE.
Independientemente que con la crisis actual el gobierno de turno esté sujeto a unas directrices, sea del partido que sea, se hace necesario inyectar ilusión a los ciudadanos con nuevas caras y nuevas políticas. Aquella ilusión que marcó la llegada de Felipe González, y la que marcó –sí también- la de José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos, cada uno en su época y con los tiempos que cada uno se encontró, llegaron cargados de nuevas políticas y de nuevas caras deseosas de innovar y de cambiar el rumbo del país.
Cuando yo oigo decir que en las filas, o entre las simpatías socialistas, no hay nadie que pueda coger las riendas del partido para conducirlo algún día al Palacio de la Moncloa y por esa razón hay que tirar de generaciones anteriores, yo me pregunto qué pasa con nombres de la capacidad y el carisma de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, un líder con muchas características para crear ilusión; Eduardo Madina, joven y ya experto… y así podría nombrar mucha más gente.
En cualquier caso personas sin pasado político, personas que, junto con los ciudadanos, empiecen de nuevo, como un día lo hicieron Felipe o José Luis. Yo, personalmente, me niego a creer que nuestro futuro esté exclusivamente en la austeridad y en los recortes. Debe de estar en la apuesta por los jóvenes, por las empresas, por el empleo, y también, cuando un día podamos, por las políticas sociales.
Creo que más que líder lo que se busca es un partido socialista y obrero.
ResponderEliminarUn saludo.