Me entristece ver cómo el Partido
Socialista Obrero Español pierde la hegemonía de la izquierda; ver cómo una
nueva formación política se pone al frente de ella.
Dicen que la Historia tiende a
repetirse. En 1976 se produjeron reuniones que tuvieron como consecuencia la
unidad de fuerzas de izquierdas (PSP, PT, ORT, nacionalistas…), y aquella
conglomeración de partidos a la que popularmente se la llamó “Platajunta”, la
lideró y se puso al frente el Partido Socialista Obrero Español. Y eso es lo
que echo de menos ahora, ese liderazgo. Observo con impotencia la incapacidad
del PSOE de 2016 para orquestar la “nueva Platajunta”. La Historia ha repetido
los hechos, pero el actor protagonista ha sido otro. Y me duele.
Y a partir de aquí me surgen las
dudas que lanzo a quien corresponda.
1. ¿Sigue
siendo el PSOE un partido socialdemócrata de izquierdas, o esa transversalidad
por la que apuesta le ha hecho olvidarse de su esencia?
2. ¿Por
qué ese empecinamiento en remar coaligado con un partido formado por descendientes
de la derecha y los retales que han ido recogiendo de otros partidos? ¿Nadie se
dio cuenta que ese pacto que no conducía a ninguna parte le va a pasar una
factura muy cara de pagar?
3. ¿Por
qué se ha dejado vencer tan fácilmente? El Partido Socialista siempre luchó y
peleó por la consecución de políticas sociales y derechos de los ciudadanos.
Hoy sólo se pelea con Pablo Iglesias sin saber nadie el porqué.
Sé que es muy duro lo que expreso
en este texto, pero esa dureza me la provoca el dolor que siento al ver cómo un
partido político de primera, de alternancia, de gobierno, el partido que me
ilusionó toda la vida, va a pique sin remedio.
Quizá todavía, si se coge el
timón con el rumbo adecuado y con acierto, sea posible llegar a buen puerto.
Espero y deseo de todo corazón
que no tengamos que decir aquello que le dijo su madre a Boabdil el Chico:
Llorad como niños lo que no supisteis defender como hombres.